Buscando y buscando encontré esta melodía,
es lo mas similar al fondo que imaginé en el momento que escribí este texto.
¡Espero sea del aprecio de aquel que lo escuche mientras lee mi texto!
La niña de papá
Si algún día
puedo volver a sonreírle a ese ser que fríamente me mira desde el espejo, ese
reflejo del yo, que yo no soy, no quiero ser, ni desearía serlo si tuviese la
opción, si tan solo por unos segundos le pudiera sonreír, sabría que nada de lo
que he vivido fue en vano, que cada momento alimentó algo en mi, para tan solo
sonreírle un solo segundo, ¡Un solo segundo, al menos! Uno de estos días,
mirare ese espejo para sonreírle y al verme lo sabré. Pero hasta entonces,
puedo esperar que lo que resta de mi, se convierta de lo que es, a lo que
dejara de ser en ese momento, para ser algo y ya nada mas que un asqueroso algo
que se pudre con el tiempo. Hasta entonces… ¡Quizás! ¿Quien sabe? ¿Cuánto mas?
¿Cuánto mas hasta entonces? ¡Solo en ese momento, tendré la respuesta!
En las noches
en que las estrellas han caído para anunciar su final, mis pensamientos fallan.
Alguien más puede pensar en el destino de esas estrellas, pero ¿Qué importa el
destino? ¡Si nadie nos puede contar aquello que después de los límites se
avecina! Mis pensamientos se van, deliran y comienzan a imaginar las infinitas
posibilidades, veo de donde vino y como llego hasta ese preciso punto en el
cielo, en el cual las llego a ver despedirse. ¿Qué es esto? … ¡Miedo! ¡Quizás algo
mas latente aun! Sospecho que esa melodía que en mi cabeza se repite en un sin
fin, es la causante de tanto delirio, ¿Pero que culpa tienen esas teclas de
marfil? Si ellos solo son pulsadores de la armonía que suena al ritmo de un
paso lento y borracho, que por momentos tienta a tropezar, pero a paso rápido
se recupera, para andar una vez más, lento y más lento, para poder mantener ese
ritmo, pero lo curioso es la imagen que mis delirios traen. El borracho tan
solo va caminando, a paso lento y seguro, el viento empuja y sus trapos de
gabardina junto a sus largos pelos grises, se van por delante de el, tentándolo
a la carrera, ese paso se acelera, él, a paso rápido vuelve a recaerse contra
una pared, pero sin detener su paso, sigue caminando, se empuja y vuelve a la
carrera ¡Su camino sigue! ¿Y quién sabe cuánto más? Sin detenerse, busca
refugio del viento, respira, no analiza y sigue, no se quiere detener y nada lo
detiene, el borracho, tan solo camina, se tropieza, toma carrera y vuelve a
ajustar el paso, sin saber a donde va, pero decidido a llegar ¡Algún día será! ¡Amena,
hermosa y ebria melodía aquella!
Sin
siquiera saberlo, ya han sido tantos los años los que he vivido, no se si me
faltan muchos o me faltan pocos, quizás he vivido menos de los que creo y
viviré muchos más, quizás e vivido muchos y he aprovechado pocos. Quizás y solo
quizás, he vivido tantas vidas, que de tanto vivir, poco vivo, pero solo quizás
sea así, después de todo ¿Qué sentido tiene?
Esa
melodía no desaparecerá jamás, mis dedos quieren bailar al compás, pero no
están medidos los tiempos, por momentos explotan los silencios que rellenan las
partituras y aparecen las notas, queriendo burlarse rápidamente de mi, pero
luego me tienta a seguirle el paso, para retomar carrera, dejándome por detrás.
Si tan solo tuviese una vida entera, para sencillamente sentarme en el
taburete, remangarme y frente a mi, observar cada una de las teclas, catando
con mis oídos la nota de cada una de ellas, para ir poco a poco, descifrando
esa melodía que recorre mis mas profundos y ya inalcanzables recovecos en los
que guardo los centésimos de pasión, que ésta misma, hace sobrevivir en sus
penumbras.
Una y otra
vez, no se detiene, no tiene pausa, sigue y seguirá sonando, en el pasar de los
años, ella sigue su ritmo, tomando por incomprensible el sentido de la vejez,
dejando mi deteriorado ser, muy por detrás.
Querida hija
mía, amada e única hija mía, por más que quizá ya no me recuerdes, te conmemoro
como el tesoro que eres, hoy que es el día en que partiré junto a las estrellas
que alguna vez en mi vida observé, desearía poder dejarte algún consejo, algo
que te diga que debes valorar hasta el último segundo de tu vida, o que debes
cumplir cada uno de tus cometidos, sin embargo de mi vida no hice nada como
para comprender el sentido de todas esas palabras. Ojala vida mía, tu vida sea
aquello que deseas, y alcances lo que tu anhelas, no hay cosa mas importante
para cada uno, que lo que solo uno mismo sabe querer más que a nada. Nadie ni
nada, puede ser más querido que lo que tu mente misma resguarda con mucho
cuidado, para ti, no mas que únicamente para ti. Recuerda que te amo y no
olvides que no hay nada, que no habría hecho por ti si hubiese podido, algunas
veces pienso en cual habría sido la última vez que te vi, o en porque no fui a
visitarte más seguido, pero ¿De que vale? No puedo
volver el tiempo atrás y mis palabras, son solo eso, palabras.
Nunca olvidaré que fui tu
protector en tus cuentos de hadas, cuando niña. Nunca despreciare, los momentos en los que fui el dragón vigilando tu habitación, castigos que decías disfrutar, por tanto que los aborrecieras. Nunca dejaré alejar a esa niña que me abrazaba fuertemente y lloraba porque no me fuese nunca más, en esos días de fines de semana, en los cuales, tu amor a mí, te hacían olvidar de tu madre. ¡Que sin odiarla, tan solo la olvidabas!
Nunca quise
irme de tu lado y hasta el día de hoy es que mis lágrimas caen, al saber que lo
único que de mi te queda, son esos muy lejanos recuerdos, ésta carta y aquello
que desde el día en que supe que no te volvería a ver, llevo buscando. Una
melodía, una que tocaste para mí alguna vez, yo se que no la recuerdas, pero
todo este tiempo, la he recordado y la escucho desde aquel día, esperando a
entender porque no te vería nunca más. Quizá te enorgullezcas de mi por al
menos una cosa, creo que es lo único, después de ti, que he logrado en toda mi
vida, sin fracasar. He estudiado por mi cuenta cada uno de los tonos de aquel
viejo piano que solías tocar y recordando tu felicidad al improvisar esa
melodía que tocaste, termine de recomponer aquella olvidada alegría, logré
sentir, que después de tantos años, volví a tu lado. Desde hace dos días es que
no puedo dejar de tocar esa hermosa improvisación tuya, ya que es lo único que
me mantuvo a tu lado por todos estos años. Después de tanto tiempo de
extrañarte, hoy es el día mi amada hija, lamento si aquello que yo poseo como
fortuna no tiene valor alguno.
¡Hoy que parto, llevo a tus manos mis
desprolijas partituras!
Con todo mi amor
y toda una vida dedicada a ti
¡Tu siempre fiel padre!
¡Tu siempre fiel padre!